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miércoles, 22 de noviembre de 2017

CUENTA SALDADA


Cristóbal Encinas Sánchez
            Había estado a la espera toda la noche. Cuando su amo entró en el establo, le dio suelta y salió al patio como un torbellino. Su pelo negro y su crin larga al viento me hicieron presagiar que realizaría un encuentro completo. El día anterior no hubo suerte, pero hoy Tritón presentaba más disposición y ahínco.
            Castellana era una yegua soberbia, de buena planta, de más de uno cincuenta metros de alzada. Su pelo, de color tordo pistacho, brillaba como signo de buen cuido. Ahora esperaba, al sol del mediodía, atada a un olivo. Su cuerpo cautivo no tendría la posibilidad de escabullirse.
            El amo se aproximó al caballo y lo atrapó. A continuación le entregó las riendas al mozo para contenerlo un poco apartado. Después se dispuso a hacerle las ataduras de rigor a la hembra, en estos casos. Con dos cuerdas hizo sendos nudos escurridizos por encima de las pezuñas de las patas traseras. Los otros dos extremos de las cuerdas los pasó por la parte superior de los húmeros de las patas delanteras, y tensando los anudó. Para terminar la delicada y peligrosa labor de sujeción, ató los dos cabos sobre su lomo. Así no podría cocearle ella, si no estaba lo suficientemente receptiva al garañón.
            El caballo estaba muy nervioso ante aquella tediosa espera. El amo trató de calmarlo y lo llevó, por fin, a los pies de la infecunda. Estaba un poco desarbolado por el fallido intento del día anterior, pero ahora se disponía a conseguirlo en la inminente incursión.
            A la voz exhortativa de su amo, respondió el gañán encaramándose y apoyando sus manos sobre los gruesos costados de la bien hallada. Ella, recelosa de lo que pudiera acontecer, no hacía más que moverse para tratar de quitárselo de encima. No lo conseguía, dado el estrecho margen que le permitía la elasticidad de las cuerdas. El insigne caballo tuvo que hacer una renuncia y desmontar. Enervado, relinchaba, jadeante, sin cejar en su empeño. Entonces hizo un gesto único y sorprendente: elevó la cabeza y abrió la boca esbozando una expresiva sonrisa. Era el preludio del intento definitivo, y el amo lo aprobó.
            Enhiesto, pero torpe, el unicornio no llegaba a localizar la precisa angostura y, zigzagueando, la buscaba. Era el momento de la ostentación portentosa de sus atributos. La bordeó con su badajo, se centró y, por fin, la penetró. 
No hubo tiempo para más. Tras una tenue sacudida, reculó el caballo y, de estar ovulando la hembra, era seguro que la fecundaría. Como impelido por un volcán y apoyando sus cascos delanteros en la tierra, dejó claro que su cuenta estaba saldada.
Acto seguido, sin demorarse, el amo deshizo las ataduras para liberar a la esclavizada.

Con una buena gavilla de alfalfa y un pienso extra, mimó al fiel Tritón. Ahora, laureado y tranquilo, intentaba recuperar sus desgastadas fuerzas. 

            (FOTO DE CABALLO TOMADO DE INTERNET Y ES PROPIEDAD DE SU AUTOR)

sábado, 11 de noviembre de 2017

SI TE VIENES AL ALBA


CRISTÓBAL ENCINAS SÁNCHEZ


Por un mirar de tus ojos
no sé, morena,
de esos tus ojos negros
los más bonitos de todos.
Por un beso de tu boca
no sé, morena,
de esa tu boca de azúcar,
de todas la más sabrosa.
Por una sonrisa tuya
no sé, morena,
me vuelvo el más loco de todos.
¿Te vienes, niña, conmigo,
en mi caballo a los campos
a coger fresas y trigo
y a subir por los barrancos?
Te traeré una rosa
por una mirada,
y sin ninguna espina 
en la madrugada. 
Te traeré el rocío, mi amor,
mi vida en un arca
con sus tesoros dentro,
si te vienes al alba.

sábado, 4 de noviembre de 2017

LA ESTRELLA


Cristóbal Encinas Sánchez
Los dulces sueños los tengas siempre;
que en ellos mantengas mi recuerdo presente.
Que seas más alegre en todos tus días
y que no albergues nunca melancolías.
Que tu cara y tus labios, al yo pasar,
con breves susurros me hagan temblar.
Que cada mañana, en cada momento,
llegue más luz a tu pensamiento.
Y cada noche, cuando te duermas,
que sepas que pienso en velar tus sueños:
invoco al silencio.
¿Recuerdas la estrella que te mostré?
El cielo la guarda
y aún lleva el encargo que yo le dejé:
“Vela por ella en todos sus días,
en todas sus noches y en su amanecer”.

jueves, 2 de noviembre de 2017

LA LUNA SE VA A ACOSTAR

CRISTÓBAL ENCINAS SÁNCHEZ

Se está la luna arreglando 
para meterse en la cama. 
El sol, como que es su dueño,
la tiene bien adiestrada. 
Mañana saldrá más tarde, 
mejor vestida y más guapa,  
con velo de tul de seda 
ocultándose la cara, 
y que no la vea su amo 
pues la tiene secuestrada.  
Que apague la luna el último 
que en su sueño la adorara, 
no vaya a ser que la roben
cuando llegue la alborada.