LA SANIDAD PÚBLICA
Soy tu médico. Ven a mí cuando estés enfermo. Para sanarte, has de hablarme claro y preciso. Cuando te pregunte, no escondas nada: tu
opinión me interesa para curarte. Pregúntame tú si tienes necesidad de ello y no lo dejes.
Piensa que no dispongo de todo el tiempo, pero sí tengo el
que tú necesitas, pues atiendo a otros pacientes y estoy muy ocupado estudiando
vuestros sintomas.
Quiero que sepas que todos mis esfuerzos y desvelos están
dirigidos a conseguir que tu salud sea excelente. Si la alcanzas, yo también
conseguiré una gran satisfacción, y esa será mi recompensa.
¡A ver!, te
escucho: ¿qué te pasa?
Cristóbal Encinas Sánchez
Jaén a 10 de enero de 2013